Odontología slow
Usando el concepto de tratamiento y práctica de la odontología slow, el profesional de la salud dental puede aprender a cuidar a las personas y al medio ambiente, beneficiando tanto a los pacientes como a los profesionales.
La calidad de la atención brindada puede ser coherente y maximizada, por lo que es accesible y rentable dentro de un marco de tiempo radicalmente diferente al experimentado hasta ahora. Hemos llegado a un punto en el que la evolución de la tecnología y la innovación, el ritmo al que nos movemos y la competencia que enfrentamos han comenzado a dificultar la implementación de los mismos principios que, hace años, hicieron que muchos dentistas tuvieran éxito (rigurosidad, tiempo adecuado). para el diagnóstico y la ejecución de técnicas, etc.).
Calidad versus velocidad
La velocidad y la intensidad son herramientas increíbles, y sin duda son útiles. Cuando se emplean ocasionalmente para tener un impacto en ciertas situaciones clínicas cuando es apropiado y cuando benefician al paciente, pueden ser excelentes. Sin embargo, en exceso, tal enfoque puede causar agotamiento. La odontología lenta no tiene nada en contra de la velocidad y la intensidad per se, pero el concepto exige que la velocidad se considere y administre adecuadamente, de una manera que funcione para nosotros y nuestros pacientes, no contra nosotros.
Tiempo de atención
Sin duda, el tiempo es esencial cuando se trata de practicar la odontología y hacerlo beneficioso para nosotros y nuestros pacientes. Parece justo decir que probablemente no nos estamos comunicando con calma y completamente con los pacientes cuando los vemos en una visita corta, ni podemos llevar a cabo los procedimientos clínicos tan serenamente como deberíamos.
La excelencia solo puede lograrse cuando los profesionales tienen suficiente tiempo para hacer lo que necesitan.
La Odontología slow se centran en la calidad y la atención para lograr un enfoque más completo, con mayor eficiencia y mayor productividad, reducción de desperdicios y énfasis en la calidad. Se trata de sacar más provecho de menos y hacer las cosas de la forma en que se deben hacer mientras se disfruta del vínculo emocional con el paciente y el personal. También se trata de recordar que, si mantenemos el factor humano en primer plano y buscamos la excelencia, brindaremos mayores beneficios a nosotros mismos, a nuestros pacientes y a la odontología en general.
¿Por qué odontología lenta?
Si aún no está convencido, estos son algunos de los principales beneficios que tanto médicos como pacientes obtendrán de la práctica de la odontología utilizando el concepto de “Slow Dentistry”:
- Una mejor calidad de atención con mejores resultados
- Mayor conciencia de lo que nuestros pacientes requieren, lo que nos permite anticipar lo que necesitan y así reducir la ansiedad y las «sorpresas»
- Mayor seguridad del paciente, con reducción de riesgos, errores y complicaciones
- Mayor satisfacción y una mejor experiencia general para los pacientes en todas las áreas de la práctica
- Dientes más sanos durante más años debido a un enfoque más preventivo y conservador del tratamiento
- Prevención de riesgos y errores, con menos complicaciones
- Ahorro financiero con resultados más duraderos debido al tiempo adicional y la precisión invertidos en procedimientos dentales y de oficina
- Aumento de las ganancias realizadas por hacer las cosas bien desde la primera vez
- Mayor satisfacción como profesionales y más equilibrio entre nuestra vida personal y profesional
- Una mejor reputación y prestigio.
La odontología lenta es clave para uno de los mayores placeres que tenemos en nuestra profesión: hacer lo que realmente nos gusta hacer, la forma en que nos gusta hacerlo, y cuándo y con quién queremos. Simplemente no se puede poner precio a disfrutar al máximo de su trabajo, dar lo mejor de sí mismo a sus pacientes, hacer que sus esfuerzos sean rentables y poder equilibrar su trabajo con su vida personal.